LESIONES HEPÁTICAS SECUNDARIAS AL CONSUMO DE ALCOHOL
"HEPATITIS ALCOHÓLICA, FIBROSIS Y CIRROSIS"
Las lesiones hepáticas que se desarrollan por
el consumo de alcohol crónico pueden aparecer de manera progresiva, pero también es frecuente
observar la presencia de varias lesiones histológicamente diferentes en el mismo sujeto.
Si el consumo persiste, además de los depósitos grasos aparecen
un infiltrado inflamatorio y un daño hepatocelular (necrosis), datos que en conjunto
definen la esteatohepatitis. Cuando la inflamación y la lesión hepatocelular son graves, se denomina
hepatitis alcohólica. Los subtipos hetiológicos no están bien definidos, y la gravedad de la enfermedad depende tanto de la
cantidad de alcohol consumida como de otros factores mediambientales (dieta, estilo
de vida) y factores genéticos.
Ocurre hasta en un 35% de bebedores severos
y suele ser precursora de la cirrosis.
Las manifestaciones de la hepatitis alcohólica son muy diversas,
existiendo desde formas asintomáticas, hasta otras fulminantes con una elevada mortalidad a corto plazo,
que cursan con signos clínicos de insuficiencia hepática.
Lo más frecuente es que se manifieste como clínica inespecífica de astenia, anorexia, nauseas y vómitos, pudiendo asociar dolor en hipocondrio derecho, ictericia e incluso fiebre. Suele existir hepatomegalia a la exploración, junto con estigmas de hepatopatía crónica. A nivel analítico podemos encontrarnos con alteraciones de las enzimas de colestasis y citolisis, anemia macrocítica y déficits vitamínicos y nutricionales.
En ocasiones los signos clínicos que predominan son los de la hipertensión portal (ascitis, hemorragia digestiva, encelopatía).
FIBROSIS Y CIRROSIS
Las manifestaciones clínicas de la cirrosis alcohólica son superponibles a la de cualquier otro tipo de cirrosis, pero asociadas a las alteraciones propias del alcoholismo tanto hepáticas como extrahepáticas (malnutrición, alteraciones conductuales, polineuropatía...)
Si el paciente permanece abstinente, la cirrosis puede permanecer asintomática. Cuando la enfermedad avanza aparecen signos de la hipertensión portal, pudiendo aparecer las diferentes complicaciones de la cirrosis como episodios de encefalopatía hepática conforme avanza el grado de disfunción hepatocelular, hemorragias digestivas por varices esofágicas, peritonitis bacteriana espontánea del cirrótico, etc.
TRATAMIENTO
1. Abstinencia
Se trata de la medida más eficaz, independientemente del estadio de la enfermedad hepática, la persistencia del consumo de alcohol es el principal factor predictor de la progresión de la enfermedad.
2. Medidas generales
Es importante mantener un adecuado estado nutricional y de hidratación, y corregir los déficits vitamínicos y electrolíticos (magnesio, potasio).
Durante la hospitalización, es importante prevenir el síndrome de abstinencia y otras complicaciones que puedan surgir. Se deberán administrar los tratamientos adecuados a las mismas.
La nutrición enteral y parenteral mejoran el estado nutricional de los pacientes y los parámetros de función hepática, pero no han demostrado tener ningún efecto sobre la supervivencia ni a corto ni a largo plazo.
Si se ha observado un efecto beneficioso a corto y a largo plazo con la administración de suplementos hiperprotéicos en pacientes con cirros estable.
3. Tratamiento farmacológico
La mayoría de esfuerzos terapéuticos se han dirigido al manejo de la hepatitis alcohólica grave, dado el mal pronóstico de la misma.
Los únicos tratamientos que, hasta el momento, han demostrado tener algún efecto beneficioso sobre la supervivencia a largo plazo de los pacientes son los corticoides y la pentoxifilina. A pesar de ello, hasta en la mitad de los pacientes no se obtiene respuesta con estas terapias.
4. Nuevas dianas terapéuticas
Se están estudiando nuevas moléculas que parecen estar relacionadas con la fisiopatología de la hepatopatía alcohólica. Algunas podrían usarse como dianas terapéuticas, mientras que otras parecen tener más papel como indicadores de la actividad de la enfermedad.
5. Transplante hepático
Su indicación en un paciente alcohólico requiere de una cuidadosa evaluación. Se deben tener en cuenta otros factores como las comorbilidades y el apoyo sociofamiliar, así como garantizar la abstinencia alcohólica previa al transplante al menos durante 6 meses (aunque no hay consenso claro). Predecir que pacientes van a mantenerse abstinentes al alcohol después de un transplante hepático es difícil.
Fuente: Monografía sobre el alcoholismo. SOCIDROGALCOHOL.
Fuente: Monografía sobre el alcoholismo. SOCIDROGALCOHOL.
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