¿CÓMO PODEMOS AYUDAR A UNA PERSONA EN DUELO?
Las muertes súbitas son más
difíciles de elaborar que otras en las que hay aviso previo de inminencia de
muerte (enfermedad grave, salud deteriorada, etc.). Esta dificultad tiene que
ver con que el doliente no tiene posibilidad de prepararse mental ni emocionalmente
ante la pérdida.
Una de las características
que va a tener este duelo -junto con el dolor añadido de la muerte- es la posibilidad
de desarrollar un estrés postraumático completo o alguno de sus síntomas (reexperimentación
del accidente, insomnio, embotamiento emocional, sensación de desapego de la
realidad, irritabilidad, hipervigilancia). Para ayudar a la persona afectada,
habrá que estar pendiente de la aparición de estos síntomas, al tiempo que se
atienden sus necesidades en el duelo inmediato.
A esto también puede unirse
la sensación de falta de realidad de la muerte por parte del
doliente. Por tanto, la ayuda psicológica principal irá encaminada a ayudarle a
elaborar la realidad de la pérdida, que es la primera tarea del duelo. Para
ello será especialmente importante rememorar junto a él cómo recibió la
noticia, cómo reaccionó él y su entorno, o cómo fueron los ritos de despedida
(funeral, entierro).
En las horas inmediatamente
posteriores a la catástrofe, los profesionales sanitarios pueden prestar ayuda a
los familiares con su acompañamiento y escucha, mostrando interés y cuidado, y
atendiendo tanto su dolor como el posible bloqueo que surja en los
primeros momentos.
Sensaciones habituales tras una pérdida traumática
Otras sensaciones también
frecuentes entre las personas que han perdido al alguien de manera traumática
son los sentimientos de culpabilidad. Es habitual que el doliente
fantasee con finales diferentes, con distintos “Y si” (“Y si hubiera venido al
día siguiente”, “Y si no hubiera cogido el tren”, etc.), manteniendo vivo al
fallecido en su pensamiento y, por tanto, bloqueando la primera tarea.
Para desbloquearla, es útil
que el doliente vuelva a la realidad de lo ocurrido ycontextualice el
momento de la muerte, es decir, que no se ciña solo a cómo fue ésta, sino
también a qué ocurrió días antes, cómo estaba el fallecido, cómo eran sus
vidas… de modo que pueda aceptar que los accidentes pasan, que no dependía de
él lo que ocurrió. La elaboración de este tipo de pérdida va a tener mucho que
ver con aceptar que las cosas ocurren, que no están bajo nuestro control y que
en los accidentes casi siempre intervienen multitud de factores.
Cómo podemos ayudar a una persona en duelo
- La primera de las ayudas
básicas que podemos proporcionar a alguien que está en duelo es ofrecerle
nuestro interés y nuestra apertura a la comunicación; mostrarnos interesados y
abiertos a lo que la persona quiere compartir. Es importante ser conscientes de
que nada de lo que podamos decir va a aliviar instantáneamente el dolor
de la persona.
- El duelo duele y que exista
dolor es parte inherente del proceso. Escuchar realmente a
alguien que está sufriendo, estar a su lado de forma auténtica, con cariño y
cuidado es una ayuda fundamental y de gran valor. Si no se sabe qué decir, es
mejor no decir nada. Reconforta más un acompañamiento en silencio o una
mano en el hombro que una frase hecha. Se suele menospreciar el poder de la
escucha y del acompañamiento, como si no fuera suficiente. Sin embargo, estar
al lado de alguien que sufre, validar con nuestra atención todo aquello que
está viviendo, le ayudará a andar el camino del duelo.
Permitir al doliente poner palabras al dolor, expresarse con el llanto o el
enfado, o compartir cómo está afrontando su pérdida le va a ayudar a elaborar las tareas del duelo de
una manera casi espontánea.
- Resulta también un gran
apoyo ofrecer ayudas más específicas: concretar el 'Llámame cuando
quieras' o 'Estoy aquí para lo que necesites'. En su lugar, podemos ofrecernos
para ayudarle en tareas cotidianas que, tras la pérdida, puedan resultar más
complicadas de abarcar (ir al banco, gestiones administrativas), así como tomar
la iniciativa para llamar al doliente y quedar con él.
Dejarse guiar por el
respeto a la vivencia del otro (cada duelo es único y su duración varía según
la persona) y estar junto al doliente desde la autenticidad son
dos factores clave en la ayuda en el duelo.
Fuente: ELMundo.es/salud /neurociencia, 30 de julio 2013
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