lunes, 9 de diciembre de 2013

¿POR QUÉ LOS JÓVENES CONSUMEN KROKODIL?

¿POR QUÉ LOS JÓVENES CONSUMEN KROKODIL?



Las Vegas,  Nevada.- Durante los últimos días se ha difundido en medios de comunicación portales y blogs, la aparición de una droga que llegó desde Rusia.
Se llama krokodil, y en las semanas recientes aparecen en Estados Unidos más casos de su consumo, por lo que en toda la unión americana profesionales de la medicina advirtieron que la droga adictiva y venenosa había llegado a su país.
Y las imágenes hielan la sangre por los efectos físicos que causa en los consumidores.
No en vano es llamada la droga de los muertos vivientes. Brazos y piernas descarnados hasta los huesos.
Ante estos testimonios gráficos, vale preguntar ¿por qué la adicción a esta droga?, ¿qué sienten los consumidores de krokodil?
Krokodil, cuyo nombre científico es desomorfina, es un opiáceo de la misma familia de la heroína, la oxicodona y la codeína. Aunque Krokodil tiene un inicio más rápido, una duración más corta, pero es más potente que la morfina. Sus efectos son iguales, o muy similares, a los de la heroína.
Instantes después de inyectarse o inhalarse, cruza la barrera de la sangre al cerebro. Se percibe entonces una oleada de sensaciones agradables, conocida comúnmente como “rush”.
El “rush” generalmente va acompañado por un acaloramiento de la piel, sequedad de la boca y una sensación de pesadez en las extremidades, a veces seguido por náusea, vómito y una picazón severa.
En Rusia la heroína es muy cara (alrededor de 40 dólares) y el “krokodil” se puede conseguir en tan sólo cuatro dólares.
Los adictos obtienen el mismo placer por menos dinero, pero con un costo a la salud muy alto.
Los opiáceos son especialmente adictivos, ya que influyen directamente en el centro de recompensa del cerebro. Entre más sustancia lleva, más se activa el centro del cerebro, según lo explicó el doctor Richard Friedman, director de la clínica de la psicofarmacología en el NewYork-Presbyterian/Weill Cornell Medical Center, según CBS News.
“Es más gratificante que cualquier otra cosa natural —expresó Friedman de la droga opiácea—, nada se siente tan bien. Sin embargo, te estás envenenando a ti mismo”, advirtió. “Es muy corrosivo y tóxico”.
A Rusia no le ayudó su facilidad para producir el krokodil, con codeína, gasolina, diluyente de pintura y algunos otros ingredientes. La codeína se vende sin receta en ese país, y los adictos pueden comprar sin dificultad los demás elementos necesarios para cocinar la droga.
El producto final no está purificado y contiene sustancias tóxicas que quedaron de la cocción, que son las que causan daño a los tejidos, a las venas y a la piel, y pueden resultar en gangrena.
Fuente: metronoticiaslasvegas.com, 7 de Diciembre de 2013

miércoles, 4 de diciembre de 2013

LA AMBIVALENCIA EN LAS CONDUCTAS ADICTIVAS: "SABER DONDE SE QUIERE IR PERO NO ENCONTRARSE TODAVÍA PREPARADO"

La ambivalencia es un estado de la mente en el que una persona tiene sentimientos conflictivos simultáneos sobre algo. En el caso de las conductas adictivas, esto se aplica a la persona que se siente claramente ambivalente entre llevar a cabo una conducta en cuestión (comer, beber, fumar, jugar, etc.) o no realizarla. Dentro del proceso de cambio de Prochaska y DiClemente, el periodo caracterizado por esta ambivalencia es la fase de “contemplación”. La persona contempladora considera y rechaza el cambio a la vez. Esta es una etapa del cambio normal y característica, aunque en ocasiones sus manifestaciones quizá se atribuyan erróneamente a rasgos patológicos de personalidad o a ciertos mecanismos de defensa.

Etapa en la cual los individuos son conscientes de que existe un problema y piensan seriamente superarlo, pero aún no se han comprometido a pasar a la acción. Esta conciencia sobre su problema adictivo se observa en el hecho de que muchos de los adictos que acuden a tratamiento lo hacen en esta etapa, si bien son reacios a compromiso (Graña, 1994). Contemplación es “Saber donde se quiere ir pero no encontrarse todavía preparado”.           

La palabra en este estadio es la ambivalencia. Por un lado, los sujetos son conscientes de su adicción y piensan en cambiar, por otro, no tienen demasiada conciencia de que este cambio o, mejor dicho, los esfuerzos necesarios para cambiar, vayan a reportarles beneficios.

Aspectos como el apego del sujeto a la sustancia, entendido como una serie de procesos tales como la adaptación fisiológica del sujeto a la sustancia y las consecuencias negativas de la retirada de ésta, la tolerancia, o necesidad del aumento progresivo de la sustancia a fin de poder experimentar el mismo efecto deseado, o los procesos de aprendizaje o de condicionamiento, así como el conflicto que el sujeto atraviesa antes de decidirse por abandonar el consumo, que en este caso sería principalmente el de “aproximación-evitación”, son los ingredientes principales de este estado de ambivalencia. Este conflicto parece tener un potencial especial para mantener a las personas “paralizadas” y provocarles estrés. Aquí las personas se sienten tanto atraídas como repelidas por un mismo objeto.